Donnerstag, 16. Juli 2009

¡Hagámoslo!

Nuestra mente nos engaña una y otra vez y lo hace tan descaradamente que nos hemos llegado a creer que es lo natural. Que lo normal es que nuestra mente esté engañándonos cada minuto de nuestra vida.

Lo digo porque es necesario que se diga muchas veces y que siempre que se pueda estemos diciendo a los cuatro vientos que la mente nos engaña.
Evidentemente es muy sutil es un engaño tan sutil y sofisticado que nadie se da cuenta del engaño y todos pensamos que nuestra mente nos dice la verdad y que lo que aparece en ella es la realidad verdadera y última.

Pensamos y estamos convencidos de que todo lo que aparece en nuestra mente, todo lo que piensa y lo que nos dice es verdad, es la realidad y no hay nada que pueda poner en duda lo que nuestra mente nos muestra.

Ha sido vida tras vida así, desde un tiempo que no tiene principio, así ha sido siempre, la mente siempre ha sido así, falsa, engañosa, mentirosa, traicionera… nosotros siempre hemos sido así, creyentes, adoradores de nuestra mente, y jamás nos hemos dado cuenta de ello.
Puede que parezca fácil darse cuenta de que nos engaña pero todos sabemos que es difícil que algo se conozca así mismo, es, por poner un ejemplo, como si quisiéramos cortar el filo de un cuchillo con el propio cuchillo.
No es fácil conocer a nuestra propia mente.
Por ello es por lo que nos engaña.
Lucharemos hasta el agotamiento por lo que nuestra mente nos dice, podemos incluso matar. Lo que nuestra mente nos muestra es el camino que seguimos, sin ni siquiera poner en duda nada de lo que nos dice o nos señale, no ponemos en duda ninguno de los puntos cardinales que nos señale, como corderos al mataderos nos comportamos siengo las indicaciones de nuestra mente.

Es tan patético, es tan triste.

Vemos a las personas hacer, decir, pensar cosas tan absurdas y tan fuera de lógica, tan sin sentido común que casi siempre nos faltan las palabras para definir lo que al final somos capaces de hacer cuando escuchamos a nuestra mente.
Vemos actitudes y comportamientos que nos dejan mudos, no solo de la palabra sino del pensamiento. Hay veces que al ver lo que otras personas hacen y dicen pensamos que el ser humano está enfermo y que no hay salida a este despropósito que se llama “realidad”.
Esa realidad que nace de nuestra querida y amada mente.
No hace falta poner ejemplos, simplemente todos vemos la TV, vivimos en la calle, trabajamos en las oficinas, vemos personas cuyas actitudes, pensamientos y palabras nos descolocan y nos dejan perplejos. Sentimos casi siempre que estamos soñando o viviendo realidades paralelas cuando no somos capaces de encontrar sentido a lo que vemos y vivimos.

Matanzas en países del tercer mundo, asesinatos en tu propia ciudad, apuñalamientos de tus padres, maltratos a tu novia , mujer o marido, desviaciones sexuales incomprensibles, insultos entre políticos, asesinatos terroristas, comercio de drogas, enfermedades producidas por la acción directa de la humanidad, del hombre…, no, ciertamente no hace falta poner ejemplos, los vemos, los vivimos, no es necesario explicaciones sesudas o largas para ver el producto de la actividad de nuestra mente.

Nuestra mente nos engaña y nosotros estamos absolutamente convencidos de que no es así. Pensamos y morimos por ello, defendiendo a nuestra mente, gritamos que nuestra mente nos dice la verdad y que con ella vivimos de acuerdo a una moralidad correcta y verdadera pues nuestra mente nos lo dice.
No hay lugar para la duda, siempre es correcto lo que pienso, siempre deja de tener sentido cualquier cosa que no salga de nuestra poderosa y verdadera mente.
Todo eso que he dicho antes de los asesinatos, enfermedades etc. que se originan en nuestra mente son cosas naturales y las justificamos diciendo que son cosas HUMANAS, propias de las personas, características del ser humano.

¡Qué patético!

¡¡como si el ser humano debiera ser una especie de monstruo que todo eso que hace mal como asesinar, mentir, engañar…etc. fuera justificable por el simple hecho de ser humanos de ser personas!!.
Abrasé visto semejante estupidez.
Como es lógico tal estupidez también esta propiciada por nuestra mente. Nuestra mente nos lo susurra, nos convence de que es así.
¡Somos humanos, que le vamos a hacer!

Tengo la perentoria necesidad que se comprenda todo esto, necesito asegurarme de que todas las personas que puedan leer este post se den cuenta de que nuestra mente siempre nos está diciendo cosas, no para, no descansa, siempre está en funcionamiento, y que toda esa verborrea mental es un engaño, tal que nos hace ser justo lo contrario de lo que deberíamos ser.

La mente nos dice que solo existimos nosotros, nuestra mente no ve a nadie más, mira a los lados y solo se ve a si misma, todo o cualquier cosa está en función de ella. La mente es dueña y señora de todo lo que ve, oye y piensa, es dueña de nuestros actos, nos justifica, nos da argumentos, nos consuela, nos anima a ser más que cualquier otro individuo.
Nos cuida de que nadie nos haga daño ni de que nadie nos engañe. Nuestra mente nos está diciendo continuamente que solo existo “yo”, que no hay que preocuparse de nadie más que de uno mismo, porque somos lo más importante en esta vida, porque si no fuera por nosotros nada existiría, por lo tanto debemos cuidar nuestro ser para que todo exista.
Para que todo exista a nuestro alrededor, para que todo gire en torno nuestro, nosotros somos el sol y los demás son planetas que giran en diferentes órbitas a nuestro alrededor.
Así es, así fue y así será. Eso nos lo dice nuestra mente y por lo tanto es verdad, irrebatible. Somos dioses que tenemos el arma poderosa que nos susurra la verdad, que nos muestra la realidad, tenemos el arma que nos defiende de todas las otras mentes.

Tenemos el arma definitiva, el arma poderosa que nos eleva sobre todos los demás seres de la Creación.LA MENTE, nuestra mente.

¡Qué ilusos!, ¡pobre de nosotros!, qué tontos irremediables somos. Existe algo tan evidente que nuestra mente obtusa, soberbia y ciega no ve, algo tan evidente que la vida nos muestra en todo momento que somos incapaces de ver.
He aquí la paradoja y la desgracia nuestra, nuestra arma más poderosa nuestra mente con la que podríamos ser realmente dioses, nos sirve únicamente para estar confundidos y para ser unos desgraciados desde que nacemos hasta que morimos, para pelearnos, para estar y ser unos desgraciados si.

No vemos que nuestra mente es UNA, que lo que creemos a pies juntillas que es nuestro y únicamente nuestro, es solo UNA y de todos, nuestra mente es la mente de todos los seres que existen, nuestra mente no está diferenciada de las demás, es la misma para todos, nuestra mente es la mente de los otros. Todos tenemos una sola mente, que trabaja, que existe, que es, solo una, la misma.
Mi mente es tú mente.
Hay un hilo que nos enhebra a todos sin dejar a nadie fuera, estamos unidos por la mente que creemos nuestra únicamente. ¿Es qué no ves que es mi mente la que es tuya?

Lo sé, lo sé, ahora miles de pensamientos contrarios a todo esto asaltaran la mente del que lo lee, montones de justificaciones y ejemplos saldrán como de la nada de cada una de las mentes que puedan leer esto. Controversias y peleas surgirán por doquier, defendiendo nuestra individualidad, millones de ejemplos diciendo lo particular y diferente que es cada uno surgirá, actitudes desafiantes a que se demuestre que solo hay una mente aparecerán. Nada hay contra la defensa de la propia y única mente de cada uno de nosotros.
Pero…
Pero cualquier cosa que se diga por muy bien que suene y por muy bien que esté argumentado, ¡no sirve! No vale, todo lo que se diga parecerá muy verdadero y cierto pero es una falacia, es una mentira producida por la propia mente, es la mente que trabaja a destajo engañándonos.

La mente, nuestra mente siempre está engañándonos, así es y así será siempre.

Y de todo esto nace y surge “el egoísmo” que cada uno de nosotros tiene, conserva y defiende hasta su muerte. El egoísmo que nos hace despreciar a los demás, el egoísmo que nos hace mirar con rencor incluso con asco a nuestra pareja. El egoísmo que nos hace insoportables. Esa característica tan nuestra que nos define tal y como somos. Ese egoísmo que nos hace dañar a las personas que nos quieren. El egoísmo que tanto nos molesta cuando nos dicen que lo tenemos y lo tenemos como tenemos dos brazos y dos piernas. Esa característica tan “humana” que nos hace hundir moralmente a todo bicho viviente que se nos cruza en el camino, mi egoismo.

¡Soy tan poderoso!, ¡me creo tan importante por tener y ser dueño de “la verdad”!. No valen una mierda los demás. “Me equivoque cuando creí que quería a esta persona, ahora veo que yo estoy primero, que yo voy por delante de ella”, esto es lo que decimos una y otra vez. Y esto hace que asesinemos al AMOR.
El egoísmo derivado del pensamiento engañoso de que nuestra mente nos dice siempre la verdad hace que matemos al amor. Dejamos el amor apartado en nuestra vida y ponemos en su lugar el fuerte egoísmo.

No pretendo juzgarlo, no quiero juzgar esas actitudes egoístas, son como son, todos los seres humanos las tienen, todos participamos de esta aberración humana. Todos nos creemos en la posesión de la verdad, todos pensamos que somos más que el que tenemos a nuestro lado, todos soñamos con ser únicos. Creo que no es malo ni bueno, es así, es como es, habrá que luchar por una ética por un comportamiento que sea realmente HUMANO pero no lo señalo como pecado. Somos egoístas por rutina, porque lo hemos sido desde el sin principio, porque nos es muy difícil romper con esta tendencia. Pero hay algo que nos salva y que nos da la oportunidad de borrar todo este egoísmo. Somos en realidad perfectos aunque no lo creamos. Tenemos el ¡AMOR!. Y es con el amor con lo que podemos romper el egoísmo.

¡Hagámoslo!

Si, tú, a ti no te insulto cuando te llamo egoísta, egocéntrica, no, no lo hago. Al fin y al cabo me lo llamo a mi mismo, pero así es y no podemos cambiarlo a no ser que hagamos el esfuerzo de querer. Yo te quiero y por lo tanto dejaré de ser egoísta desde el momento que demuestre mi amor y piense y haga más por ti que por mí. Y quiero hacerlo con toda mi alma.

¡Hagámoslo!

¿Qué puedo decir, cómo lo puedo decir?, no sé decirlo, no sé decir "aquí está mi amor, es tuyo, tómalo". No sé redactar, no sé escribir. Me siento un inútil, no me compadezco porque es de cobardes pero me enrabieto contra mi por mi falta de agallas. ¡Ojala supiese escribir y expresar todo lo que está escrito en mi corazón!

3 comentarios:

Raziel hat gesagt…

Que razón tienes con que la mente engaña una y otra vez, sobretodo a algunos. Aunque sabes que yo no creo en la mente como un ente abstracto.
Creo en la responsabilidad y en la coherencia. Responsabilidad en lo que se dice y se hace. Claro que, si hay que contar con que alguien vive con la mente siempre engañando pues la responsabilidad se desvanece...
Da igual como se nombre o como se describa, el caso es que no funciona cuando alguien se comporta de forma dolorosa y ni lo asume ni esta dispuesto a verlo.
Parece mentira que a tus años aun no sepas que decir te quiero es una nube pasajera sin forma ni consistencia.
Y sí, es una putada cuando alguien dice: elijo a otro/a. ¿Has llegado a oírlo alguna vez?

jodydito hat gesagt…
Dieser Kommentar wurde vom Autor entfernt.
Raziel hat gesagt…
Der Kommentar wurde von einem Blog-Administrator entfernt.