Freitag, 17. Juli 2009

¡Al galope!

Muy pronto por la mañana suena el despertador, te levantas y ya, en el establo, el caballo espera nervioso.
Imagino, bueno no lo sé, imagino que los caballos piensan, a su manera, y este espera, y este piensa el momento en el que al galope corra y corra y la dehesa se haga pequeña.
El caballo es feliz corriendo y este sabe que en la mañana temprano su piel exudará el esfuerzo del galope.

Tú, encima,
tú con los muslos apretados,
tú sin ropa al galope,
tú pensando que la dehesa se hace pequeña,
tú con el viento rodeándote sin las barreras textiles de la ropa,
tu piel es acariciada por el viento,

¡qué placer!.

Montar a caballo desnudo, en la grupa sin estribos, montar a caballo gritando salvajemente sin temor a ser oídos.
¿Hay algo más deseable?.
Es una sola estampa un único objeto, caballo y tú.

El roce de mis piernas contra los costados del caballo
El dolor de mis manos,
el agarrotamiento de mis dedos sujetando fuerte el cuero de las riendas,
El latigazo de las crines enrojeciendo mis mejillas

¡Ah qué momento!
Cuando se oye el galope, cuando te golpean las pequeñas piedras en la espalda,
escupidas por sus cascos

En el amanecer mientras se rompen las sombras, abriéndose paso esos fríos rayos de sol
Tú cabalgas
Y esos días en los que a pesar de ser de ocio tú apagas temprano, diría que muy temprano, el despertador para montar a caballo…

esos días
Yo deseo

2 comentarios:

Raziel hat gesagt…

Eso es así, aunque no me gustaría nada que fuese la misma sensación con el otro caballo. Dejaría de ser especial.

Anonym hat gesagt…

Hola, he llegado a tu blog y me ha traido recuerdos del madrid que frecuenté hace algunos años, lleno de vida , pero tambien de angustia .
Seguiré leyendo y espero que encuentres tu momento, tu tiempo justo para ser.
Un abrazo desde la distancia.
Tatianna