Freitag, 20. Juni 2008

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Nadie.
Ni siquiera los ricos, que podrían permitirse morir con todo detalle;
empiezan a hacerse descuidados e indiferentes.
El deseo de tener una muerte propia empieza a ser cada vez más raro.
Dentro de poco será tan raro como una vida personal{...}. Antes se sabía (o quizá se sospechaba) que se llevaba la muerte dentro, como la fruta lleva al hueso...y eso le daba a uno un íntimo poder y un callado orgullo.
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