Mittwoch, 31. März 2010

Mi Casa

Cada uno de nosotros, cada persona, las que vemos, yo mismo, se me antojan como casas de donde podemos salir y a donde podemos entrar.

Me imagino a cada persona como si fuera una casa, con sus metros cuadrados de superficie, de una sola planta o de varias, con jardín o con gran extensión de terreno alrededor de la casa, con entrada principal y de servicio o sin ella, con balcones o solo ventanas, con tejado a tres o cuatro aguas, de teja o pizarra o latón o paja, de madera o de piedra, de colores, con árboles a la entrada o sin ellos, adornadas o simples, con macetas de flores o sin nada, desnudas.

Imagino que cada uno de nosotros, yo mismo, estamos o nos construyeron en un barrio residencial o en el centro de la ciudad, puede que seamos un piso pequeño de un bloque de casas todas iguales en un barrio obrero o puede que seamos un chalet individual en una urbanización de lujo.
Hay montones de urbanizaciones desde las más lujosas hasta las más humildes, hay un montón de pisos en bloques de casas o en casas singulares de pocas plantas y barrios exclusivos. Hay tantas y son todas tan distintas que imagino a cada uno de nosotros representado por una casa con todo lo que tiene, desde el salón hasta el cuarto de baño, con una o varias habitaciones, con esa cocina cómoda donde hacer ricas comidas o esa cocina americana donde solo de utiliza el microondas.

Hay tantas y son tan diferentes que se equiparan a las personas, es más creo que somos las personas las que podemos vivir en casas que nos representan perfectamente, no solo por como es la casa sino como la decoramos, lo que ponemos en sus paredes y los muebles que llenan los espacios vacíos.

Una casa, una persona.

Las personas, yo mismo, a veces imagino que soy una casa así y así, de esta forma y de aquella, con esto y con lo otro, allí o aquí, de este tamaño con estas cosas dentro y esas otras fuera. Soy esa casa que la ves y siempre te dice algo, aunque no hablen las casas. Pero siempre te surge un sentimiento, una emoción, la ves y te dan ganas de entrar o quedarte fuera. Te gusta o no, incluso se puede pensar que se podría vivir en ella con gusto o sería un horror vivir en esa casa.
Las casas son como las personas


Cada una diferente, cada una te dice algo, te da un sentimiento y una emoción, cada una de ellas te hace sentir. Y las personas son igual. Cada una de ellas te hace sentir y cada una de ellas te gusta o no.

Siempre lo primero que hacemos es verla, son nuestros ojos quienes hablan por nosotros y esa primera impresión puede que nos marque en toda nuestra relación, con la casa perdón con la persona. Después ya vienen otras cosas más sutiles como el olor, el tacto, si es fría o caliente. Después de la vista entra en juego los otros sentidos y poco a poco nos vamos haciendo al lugar o a la persona y vamos sintiendo algo más que la primera impresión con los ojos. Que siempre esa primera impresión con los ojos es determinante.
Y muchas veces nos hace equivocarnos si somos personas imaginativas y dadas a pensar y pensar, porque nos gusta que todo tenga mucho que decirnos aunque la mayoría de las veces tanto las casas como las personas poco nos dicen por si mismas.

Más adelante son factores aún más sutiles los que nos hacen tener una impresión de cada casa, porque van entrando en juego toda nuestra percepción, una tras otra nuestras percepciones van conformando la impresión total, definitiva de cómo es la casa o de cómo es la persona. Y eso es tan importante como que nos hace querer entrar o si ya hemos entrado querer quedarnos.
Y después como traca final ya nos hace sentir bien y finalmente nos decidimos a querer volver de nuevo a la casa y si nos ha gustado mucho a querer, si fuera posible, vivir en ella. Y cuando encontramos una casa así, es maravilloso porque juegan muchos sentimientos que nos hacen sentir bien o por el contrario nos hacen sentir mal.

Queremos esa casa y si estuviera en venta la compraríamos para poder vivir en ella, y si es de algún amigo, será ese amigo importante para nosotros porque su casa nos gusta y nos encontramos a las mil maravillas dentro de ella. Hay veces que incluso nos atrevemos a pensar si cambiaríamos algo o no de la propia casa. La hemos hecho tan nuestra que pensamos que incluso podríamos redecorarla o simplemente poner esto o aquello, aquí o allá. Y estamos a gusto y estamos bien y no nos queremos ir.
Y pensamos, si esta casa fuera una persona viviría con ella todo el resto de mi vida, me haría inseparable de ella.

Y pensamos si esta persona fuera una casa, la compraría para poder vivir en ella y nunca me iría de ella y tendría un techo para siempre, incluso para poder morir bajo un agradable techo.

A veces pienso que las casas se parecen a las personas y que las personas son como las casas, todas tan diferentes, tan particulares, tan distintas, en sitios tan diferentes, pero sin embargo, y esa es la paradoja, todas tan iguales todas sirven para lo mismo, todas tienen la misma función. Son distintas pero son iguales.

Me gustan las casas, me gustan de determinada forma, en determinados sitios, de forma especial, que tengan determinados muebles y colocados de forma especial, me gusta que la casa donde vivo este y sea de mi gusto, para mi es muy importante. Al fin y al cabo es donde vives y donde pasas mucha parte de tú tiempo. Para mi es muy importante que me encuentre bien y cómodo en la casa que elija para vivir.
A lo largo de mi vida he vivido en muchas de ellas y unas me han gustado más que otras, pero si soy sincero aún no he encontrado la casa en la que pueda decir; “esta es mi casa, de aquí no me muevo ya”

Últimamente me ha pasado algo muy extraño, raro, pero no por eso desagradable o que no me haya gustado. Desde hace tres años me han contado detalle a detalle, hasta el más ínfimo de ellos como es una casa, me han contado como es y donde está, como está decorada, que es lo que tiene en sus paredes y como son sus ventanas y puertas, me han dicho su distribución, el número de habitaciones y como son, incluso la historia de la casa desde que se construyó. Lo sé todo de esa casa, es tal y como si estuviera o hubiera vivido en ella, me la sé tan bien y con tanto detalle que pudiera decir que desde hace tres años vivo en ella.

Y, a lo que voy, creo que es la casa de mis sueños, creo que no hay casa semejante que se le parezca, pienso que no podré irme nunca de ella, jamás. Nunca he vivido en ella pero es MI casa, es la casa donde pasaría el resto de mis días, donde moriría. Es esa casa que cualquiera puede decir; “está es mi casa, aquí me quedo, no me iré nunca de ella” es la casa de la que se puede decir; "es mi hogar".

Pienso que desde hace tres años encontré mi casa, mi hogar, el lugar de mi descanso, y me hace muy feliz, aunque puede que jamás viva en ella, por eso digo que es extraño.