Donnerstag, 22. April 2010

Mi deseo, Tú deseo


Conozco a mucha gente hipócrita, personas que predican una cosa y hacen la contraria o simplemente no hacen lo que predican. En cierta medida todos los seres humanos que conozco practican este deporte, es fácil, es sencillo y si encima te faltan escrúpulos es algo que está bien visto.
No quiero hablar de eso ahora, lo menciono porque es más fácil de comprender lo que voy a decir si tenemos en cuenta lo escrito más arriba. Cuando hablo con las personas, cuando las conozco me doy cuenta de que nadie tiene en cuenta lo poderoso que es el “Deseo”, deseo con mayúscula y entrecomillado. Yo veo que todos lidian con él, cada persona lo trata según su carácter o personalidad e incluso y sobre todo lo trata según lo habituados que estén en luchar o disfrutar contra él o con él. Una de las cosas más curiosas cuando te pones a observar a las personas como tratan y manejan el “Deseo”, su deseo, es que muy pocos son conscientes de que lo tienen o de que lo que les está picando o lo que les está molestando es simplemente “Deseo” y nada más. Pueden darle el nombre que les plazca y pueden justificarse de la forma que más les convenga pero siempre sin excepción se trata de lo mismo; Deseo.
Nadie se puede atrever a decir que no tiene deseo o que controla su deseo sin que llegue a desbordarle. El Deseo es un motor para la vida y es a costa de él porque nos movemos o hacemos las cosas que hacemos. Pueden ser buenas cosas o cosas horribles. Se puede desear ayudar a tus semejantes o se puede desear matar a esa persona que te ha hecho daño, sirve para todo y siempre está presente.
Y puedo atreverme a decir que todos tienen la misma intensidad de deseo, claro que la tienen en diferentes momentos o por diferentes razones pero la intensidad es algo que se maneja desde el mínimo hasta el máximo y todos los seres humanos saben subir o bajar el volumen del deseo, a su antojo y cuando lo necesitan.
Hemos creado muchos nombres y muchos sustitutos para mencionarlo o hablar de él y que parezca que nada tenemos que ver con él y que yo me muevo por otros parámetros diferentes al deseo. Pero no es así, siempre nos movemos de acuerdo al deseo que tengamos. Si hay algo que nos atrae y que nos gusta ten claro que haré todo lo posible por aumentar el volumen del deseo hasta el punto de lograr eso que queremos. Podemos fallar y si ocurre siempre nos sentimos fracasados, nos sentiremos mal. Es curioso porque si logramos lo contrario, si logramos satisfacer nuestro deseo en la medida en la que queremos y nos sentimos plenamente satisfechos por haberlo logrado, también nos sentiremos fracasados porque aparecerá en nuestra mente la culpabilidad de haberlo utilizado para lograr lo que queríamos. Nos gustaría lograr todo lo que queremos por otros medios diferentes a ese de utilizar el odioso “Deseo”, porque no nos gusta pensar o que nos digan que estamos dirigidos por el Deseo, dominados por nuestro deseo.
Y eso es lo que pasa que nos movemos de acuerdo a la intensidad de nuestro deseo hacía todas las cosas que nos rodean.
Yo, por ejemplo, tengo un fuerte deseo hacia la Heroína y la fumo aunque quiero dejar de hacerlo y me siento bien cuando fumo menos o logro pasar más de 24 horas sin fumarla. Mi deseo hacía ella es muy fuerte, lo sé, y no sé como podría luchar y vencer para que desapareciera ese deseo que tengo.
Tú, que me lees, ¿qué deseo fuerte tienes? ¿te sientes mal de tenerlo? ¿lo utilizarás?